Txema Blasco: “Añoranzas”

Pregón de Navidad 2021

 

El jueves 16 de diciembre de 2021, a las 8 de la tarde, en la Iglesia del Carmen, ha tenido lugar el XXXIV Pregón de Navidad, en esta ocasión a cargo de Txema Blasco Etxaguren, bajo el título “Añoranzas”. En este acto estaba prevista la actuación musical del Coro Gospel de la Escuela de Música Udaberría, pero la situación sanitaria ha vuelto a impedir este colofón de nuestro pregón.

Tras el saludo y la bendición ecuménica del belén a cargo de D. Carlos García Llata, Vicario General de la Diócesis, y D. Radu Urso, representante de la Comunidad Ortodoxa Rumana en Vitoria-Gasteiz, y con la presencia de numerosas autoridades y público en generar, D. Txema Blasco pronunció el Pregón de la Navidad 2021, con el título de “Añoranzas”, mezclando en el público la risa con la añoranza de navidades pasadas. Sin duda un pregón emotivo que no dejó ningún corazón indiferente.

 

 

 

Queridas autoridades, queridas amigas y amigos, querida familia, buenas tardes a todos. Es para mí un honor estar esta tarde con todos ustedes con motivo del Pregón de Navidad 2022 de Vitoria-Gasteiz.

Soy José María Blasco Etxeguren, o Txema Blasco, gasteiztarra nacido en el número veinte de la calle Rioja. Recuerdo que allí hay una placa dedicada a Alfredo Donnay, nacido el 21 de enero de 1984 y falleció el 1 de marzo de 1986. Fue poeta y compositor del Cancionero Alavés. ¿Qué alavés o alavesa no recuerda sus canciones?

IN MEMORIAM

Creo que es de obligado cumplimiento tener un recuerdo in-memoriam, y perdón por el retraso, por un enamorado de los belenes, José Miguel López- Vado, compañero de belenistas y a la vez artista. José Miguel, descansa en paz. Ánimo, Luci e hijas.

También nos ha dejado este año Emilio Ipinza, (pregonero en el año 2000) músico enamorado de su arte. Seguro que ya habrá formado un coro de ángeles que estarán ensayando para estrenar en Nochebuena.

Mi padre, de raíz vitoriana, tenía familia muy conocida aquí: Joaquín Jiménez, (primer pregonero en el año 1988), gran historiador de Álava y su hermano Ramón Jiménez, “Zape” quien fue el “culpable” de que yo continuara con su saga artística. Gracias a que Ramón era familiar, mi padre lo permitió aunque me dijo “hijo, tú lo primero estudia”. Y estudié, vaya si estudié. Ramón, Joaquín: no os olvidaré nunca. ¿Verdad Manolita e Iñaki (por cierto, también pregonero en 2013)?.

El 14 de agosto falleció Josu Sáez de Vicuña, gran amigo desde niños, compañeros de vida y de repartir felicidad. Josu, hicimos el payaso porque nos gusta la alegría. Se que yo también estoy de paso y estaré feliz de verte cualquier día.

En estas Navidades, la tradicional gruta de Nacimiento de la Florida estará en lugar distinto y de diferente forma al que estábamos acostumbrados. La Virgen y San José mirarán preocupados al Niño que no entenderá por qué están así y les dirá: “No os preocupéis que esto es provisional porque el aitona Luis Mari nos está mirando desde el cielo sonriendo de su creación y contento de vuestra felicidad”. La Virgen mirará al Niño que verá a San José contento y los tres sonreirán. Luis María Sánchez Íñigo (pregonero el año 1990) descansa en paz. Has conseguido que tu labor haya hecho que se sienta orgullosa la ciudad que te quiere: tu Vitoria-Gazteiz.

 

MI CASA, UN GRAN BELÉN

El Nacimiento en mi casa lo teníamos montado todo el año: estaba mi padre José, mi madre María y mi hermano Jesús. Además, mi hermana María ejercía de suplente y yo el angelito, aunque los vecinos me tenían más por demonio por lo trasto que era. Una pequeña licencia en la historia: mi padre no fue carpintero, fue impresor.

Mi padre José María, como Emilio Ipinza y otros muchos vitorianos, se formó musicalmente en la Escolanía de Tiples de D. Dimas Sotes. Por eso había un piano en casa que yo miraba de niño y que cuando estaba solo “tocaba”, pero un poco, para que no se enterara mi padre ni los vecinos. Mi padre me llevó a hacer una prueba con el sacerdote del conservatorio que me hizo cantar el himno eucarístico “de rodillas Señor ante el sagrario”. Le dijo a mi padre: “tiene una voz muy bonita pero un oído enfrente del otro”. Y hay terminó mi carrera como cantante.

A mi madre María, la recuerdo como una buena madre y ama de casa perfecta que, con muy poco hacía unas cosas muy ricas. Pero se nos fue con 45 años.

La Navidad es el mayor acontecimiento de nuestra vida cristiana como dice la Biblia que me permito compartir: 

Hace más de 2.000 años, una mujer de Nazaret, llamada María, fue visitada por un ángel llamado Gabriel que le dijo a esta mujer judía que daría a luz un hijo y que le pondría por nombre Jesús pues sería el Hijo de Dios. María era virgen y estaba por contraer matrimonio con un hombre llamado José. Al ver que María estaba embarazada, José, confundido y algo dolido, quiso dejarla en secreto para que nadie fuera a lastimarla. Pero el ángel Gabriel vino a José y le contó exactamente lo que María le había dicho, que este bebé que espera es Hijo de Dios, que será llamado Jesús y que salvará a su gente de todo pecado.

Por causa de un edicto del Emperador para hacer un censo, María y José viajaron a la tierra de Belén para cumplir con su obligación. María ya tenía muy avanzado su embarazo y aun así viajaron por varios días en un burro hasta llegar a su destino. Pero no pudieron encontrar ni un solo lugar para pasar la noche, pues todo estaba ya ocupado. Viendo que María estaba por dar a luz en cualquier momento, el dueño de una posada les ofreció quedarse en el establo.

María y José entraron en aquel establo donde había animales, un buey y una mula, y juntando paja hicieron un pesebre para descansar al recién nacido: el Niño Jesús.

Durante este tiempo, un ángel se apareció a un grupo de pastores que apacentaban sus ovejas en los campos cerca de Belén y les dijo que tenía buenas nuevas pues el Mesías, el Salvador del mundo había nacido. Los pastores lo dejaron todo para ir en busca del bebé ya que el Ángel les dijo que lo encontrarían dormido en un pesebre. Por esto se sabe que las personas más humildes, los pastores, fueron los primeros en visitar al Niño Dios.

Y NUNCA FALTABA EL NACIMIENTO

Y mientras el Niño Dios dormía, recuerdo que, en mi casa, en nuestra familia, hemos tenido siempre mucha relación con la Navidad. En aquél cuarto piso de la calle Rioja, en el salón, sobre una gran mesa, siempre poníamos el Nacimiento. Lo montaba mi padre y me decía: “¡esto, ni tocarlo, que te conozco!”.

¡Ah! Y mi padre y yo íbamos todos los años a comprar otra figurita para el Belén. Es decir, hacíamos un nuevo “fichaje”, como los del Deportivo Alavés, pero este año… Bueno, que nadie se preocupe que el Señor dijo: “los últimos, serán los primeros”. A ver si hay suerte…

 

Recuerdo que yo, tendría unos cinco años, miraba extasiado de puntillas el Belén, lo precioso que estaba.

Vi un detalle: a la izquierda, sobre un monte, estaba el castillo de Herodes, y a su puerta los Reyes Magos. Un camino de serrín partía hasta la derecha, donde estaba el establo donde se encontraban la Virgen, San José y el Niño Jesús. Yo me decía: “¡Qué lejos están los Reyes! ¡No van a llegar a tiempo al Portal de Belén!”. Cuando mi padre se iba a trabajar, cogía los Reyes y los bajaba un poquito para ayudarles a llegar. Al día siguiente, los Reyes estaban otra vez junto al Castillo. Yo me decía que, seguro que se les ha olvidado algo, y los volvía a adelantar. Mi padre y yo tuvimos un pacto de silencio y nunca me dijo nada, ni yo a él tampoco porque “había confianza”, así que pensaba que no se había enterado.

Y estuvimos unos cuantos días con la misma maniobra. Hasta que llegó la fecha y ¡los Reyes estaban junto al Portal de Belén! No se habían bajado todavía de los camellos porque entonces estaban pegados, pero era buena señal. Seguro que me iban a dejar algo la Noche de Reyes, sobre todo cuadernos, lapiceros, gomas y un juego de madera para hacer construcciones.

Mis padres y yo, éramos felices.

 

LAS COSTUMBRES DE LA NAVIDAD

¡Qué bonita la Noche Buena también! Mientras mi madre preparaba la cena, íbamos a la Iglesia de los Desamparados, que nos pillaba muy cerca, a cuatro pasos. El Nacimiento era mayor que el nuestro y el párroco, D.Javier Illanas, ponía música. ¡Que chulo nos parecía!

Por causa del destino, años después participé en esa misma Iglesia en el Drama de la Pasión del Señor, donde hacía de Anás y Caifás, los malos. Y como la vida es una suma de anécdotas, voy a contar una del Drama de la Pasión si me lo permiten. Nuestro soldado romano era Patxi Lazcoz que, cuando fue alcalde, la vida le ascendió a centurión. Ya ven, el destino a veces hace cosas originales, pero eso, es otra historia.

Y luego, después de ver el Belén, ¡a casa! Mamá ya tendría la cena preparada. Y sí, ya estaba lista. Cenábamos, pero primero teníamos que rezar para que el Niño Jesús se acordara de nosotros, y después a la cama, felices y con la tripa llena.

Otra cosa que no me perdía nunca era ir al Carmen y ver el nacimiento que montaban los frailes. ¡Eso sí que era un nacimiento! Había hasta cascadas de agua corriente, ¡sí, sí! El Portal era chulísimo, las figuras eran mucho más grandes que las de mi casa, y ¡qué vestidos! ¡Y cuántas casas! ¡Y un montón de ovejas y pastores!! La mula y el buey parecía que se movían. ¡Ah, y no faltaba el Castillo, casi más grande que la torre palacio de los Varona! Por aquello del pique, los vizcaínos dirán que ellos tienen el Castillo de Butrón, que es más alto que el nuestro, pero está más gris. Además, como somos más humildes y estamos en Navidad, no nos quejamos, pero solo decimos que en Vitoria-Gasteiz tenemos lo menos diecisiete castillos: Esquivel, Quejana, Fontecha… y todos en un solo barrio.

Disculpen, que me he animado demasiado, pero cada uno defiende los suyo.

Retomamos, porque el belén tenía un río, casi como el Zadorra. Y una estrella que guiaba a los Reyes. No le faltaba de nada, hasta un molino que movía las aspas. Yo no me perdía nada, se me caía la baba. Y casi hacía visita diaria cuando salía de la Escuela de la Florida. Pero una visita rápida para que no me castigaran en casa por tardón, además de llegar a tiempo para hacer los deberes. Reconozco que eran tiempos de postguerra, duros con demasiada escasez. Pero los míos y yo, éramos felices. Eso es la Navidad, familia, paz, unión. ¡Cuánto se echa de menos ese ambiente el resto del año!

Y la noche de Reyes no podía faltar la Cabalgata de sus Majestades. Las calles a tope, y no faltaba de nada: pastores, músicos, dantzaris… Yo, en primera fila, y todos los niños como yo gritando: “Ya vienen, ya vienen!”, a codazos para que no nos quitaran la primera fila y nos pudieran ver bien. Los Reyes. Y cada uno con su Rey, el “mío” era Melchor.  Me acuerdo de que yo le saludaba con los brazos. ¡Y él también lo hacía! Yo pensaba: “ya me ha visto, seguro que no se olvida de dejarme en casa lo que le he pedido”.

Y luego qué chulas estaban las calles, y cuántas luces… por arriba, en los árboles, en la Virgen Blanca, todo lleno de luz. Cuando nos hacemos mayores, ¡qué pena haber dejado de ser niños! Y volviendo al hoy pienso que, menos mal que entonces todavía no había subido la luz, porque si no los presupuestos del Ayuntamiento estarían temblando y no por el frío precisamente.

Pero, dejemos descansar a los mayores y volvamos a la niñez. También me acuerdo que en la Cabalgata, los pajes iban con antorchas y a los niños nos impresionaba el fuego. Mis padres, a la hora de acostarnos, nos decían, como en casi todos los hogares: “ahora, a dormir, que no se enteren los Reyes que estás despierto, que si no estás dormido a lo mejor te dejan carbón”. ¡Qué horror, carbón! Pues hale, ¡a dormir! Y los Reyes me dejaban, claro que me dejaban, porque yo, aunque un poco trasto, dormía como un tronco.

Y a la mañana, ¡sorpresa! Había venido Melchor, el jefe, y Gaspar y Baltasar le ayudarían o iban a otras casas. Y me dejaba cuadernos, lapiceros, unas anguilas dulces y redondas muy ricas y un cochecito rojo de hojalata. Pero de los tebeos y la caja de pinturas, nada. Les fallaba la memoria. ¡Ah!, y una carta de ellos: “Te has portado muy bien este año, pero se nos han agotado las existencias porque hay muchos niños en Vitoria. Prometemos que no nos olvidaremos el año que viene de ti. Firmado: Melchor, Gaspar y Baltasar”. ¡Menudo éxito, los tres a la vez! Ay, ¡bendita inocencia! Y había “listillos” que decían, “eres tonto, que son los padres”. “Ya, mis padres, pero si estaban durmiendo conmigo, espabilado”.

 

EL MEJOR NACIMIENTO DEL MUNDO

Como ustedes ya saben de sobra, contamos con el mejor Nacimiento del Mundo. Data de 1962 y fue ideado por un grupo de belenistas vitorianos entre los que se encontraban Julián Ortiz de Viñaspre (Jovi), José Luis Otazu y Luis María Sánchez Íñigo, con el apoyo de Javier Vera-Fajardo y la Caja de Ahorros Municipal de Vitoria. Este belén consiguió el Trofeo la Federación Española de Belenistas al Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en reconocimiento y homenaje como el conjunto monumental, único en el mundo, con más de 200 figuras de tamaño natural.

Y con este Nacimiento de la Florida, tengo una espinita clavada. Perdonen, pero no lo puedo evitar: ¿Que va a pasar con nuestra querida gruta? Justo ahí los niños con sus padres hacíamos cola y viajábamos al pasado de Belén dejando junto al Niño deseos, ilusiones, algún que otro dulce como ofrendar, besos que los niños y niñas lanzábamos al Niño Jesús. Mientras, la mula y el buey ni se movían porque estaban los municipales para evitar problemas mayores ¿verdad?

Pero, a lo que voy. En el año 2020 se observan filtraciones en la Gruta y en el 2021, humedades con riego de derrumbe. Y ahora, se dice que en 2022 se cierra la cueva. Y me entero de que Vitoria-Gasteiz, con sus fríos de invierno, es la única capital de España que tiene tres desiertos. Los dos primeros concursos el año pasado para arreglar la gruta quedaron desiertos y este año se convoca otro sin que nadie se sienta aludido: tercer desierto. ¿Y luego se dice que hay paro? La última oferta era de más de 340.000 €. Claro, como se está haciendo tanta vivienda, ¿quién va a trabajar en una gruta?

 

EL NIÑO JESÚS TENÍA ABUELOS

San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y a abuelos del Niño Jesús. ¡Sí, el Niño Jesús tenía abuelos! Y qué poco se habla de ellos. Aquí a lo sumo un Cantón a Santa Ana y se acabó. Cuando María iba de recados, ¿con quién dejaba a Jesús? Yo sé que José era un profesional de la carpintería y no podía dejar el trabajo así como así, porque no se si había paro por aquél entonces, pero sé que los escribas y fariseos andaban buscando las cinco patas al gato.

Por eso pienso que los abuelos son imprescindibles y nadie habla de ellos. Yo, como soy abuelo de Ïñigo, Uxue, Aiala, Javier y Aimar, reivindico a estos familiares abuelos que en silencio, sin meter ruido, son felices con sus nietos y muchas veces son soportes de los padres. Y para los niños, donde este una abuelita… El abuelo es otra cosa, son más serios, besan menos, y a veces pinchan por no afeitarse bien. Pero que quede claro que donde esté el gremio de los abuelos… Y si no, hacemos una encuesta a los nietos y nietas a ver quién gana… ¡Ojalá que haya empate, por lo que me toca!

Y también supongo que el Niño Jesús tenía sus necesidades: pañales, ungüentos para que no le picaran los bichos (porque la mula y el buey tendrían los suyos ya que no conocían los insecticidas). Tampoco habría servicios de limpieza y los excrementos de los animales había que eliminarlos porque “si por casualidad” llegaban los Reyes de Oriente ¿qué iban a pensar? Ellos, que vestían por lo menos de Christian Dior. Aunque pensándolo bien, también iban con animales. Aunque fueran de la aristocracia, pero eran animales.

 

EL MISTERIO DE BELÉN

Y ahora, hablemos del Misterio de Belén, protagonista absoluto de estos días que se aproximan.

Gracias a Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936. Hay que decirlo pues mañana es su cumpleaños y no sabemos si noshabrá mandado vasquitos y nesquitas. Bien, nuestro querido Papa Francisco nos cuenta que: 

 El cuerpecito del Niño de Belén, propone un modelo de vida nuevo: no devorar y acaparar, sino compartir y dar. Dios se hace pequeño para ser nuestro alimento. Nutriéndonos de Él, Pan de Vida, podemos renacer en el amor y romper la espiral de la avidez y la codicia. Desde la “CASA DEL PAN” Jesús lleva de nuevo al hombre a casa para que se convierta en un familiar más de Dios y un hermano de su prójimo. Ante el pesebre comprenderemos que lo que alimenta la vida no son los bienes, sino el Amor, no es la voracidad, sino la Caridad; no la ostentación sino la sencillez.

Al portal de Belén ¿quienes fueron los primeros en llegar? Los pastores. Allí David era un joven pastor que fue elegido por Dios para ser guía de su pueblo. Gente humilde que tenía miedo hasta que el ángel les dijo: “No temáis”. El Hijo de Dios nace entre pastores, para decirnos que nadie estará jamás solo. Los pastores de Belén nos dicen también cómo ir al encuentro del Señor. Ellos, gente sencilla, velan por la noche, no duermen. Lo que hacen es lo que tantas veces nos dirá Jesús: VELAR. No olvidemos lo que el Señor nos dice.

Quiero agradecer de corazón que me hayan permitido compartir con ustedes mi infancia y juventud en este inicio de días tan importantes como son las Navidades y hacerlo aquí, en mi querida Vitoria-Gasteiz.

Zorionak eta urte berri on.

Feliz Navidad y gracias, muchas gracias. Eskerrik asko.

¡Que sean felices!