CORTEJO NAVIDEÑO DE SARRIA

Trofeo Federación Española de Belenistas 1993

En su recorrido por los pueblos e Instituciones de nuestra provincia que se mantienen fieles a sus tradiciones navideñas, la Asociación Belenista de Álava propone este año como candidato al Trofeo Federación Española de Belenistas (FEB) del año 1993 al “Cortejo Navideño de Sarria“.

Constituye el Cortejo la escenificación itinerante de una Pastoral como celebración cristiana de la Navidad en el Valle de Zuya (Álava). Nacido como improvisación a partir del Grupo de Danzas “Gaztedi Zuiatarra” (Raquel Izaga), se ha mantenido desde 1974 hasta hoy sin interrupción alguna, aunque las inclemencias del tiempo obligaran a modificar los emplazamientos. Por su carácter casi ritual de expresión religiosa sólo se representa una vez al año (el 25 de diciembre a las seis y media de la tarde) y dura aproximadamente una hora.

La línea argumental sigue puntualmente el relato evangélico, con fidelidad literal en el anuncio del ángel. Ideológicamente, tiene dos constantes muy acusadas: las referencias locales y la proyección universal-misionera. Técnicamente, la estructura corresponde a los tres actos del teatro clásico, con escenarios distanciados en quinientos metros (Acto primero: Pastores y Ángeles; Acto segundo: Hallazgo y adoración del Niño; Acto tercero: Comunicación al pueblo).

Al esquema inicial, sobre idea y textos de Cayo Luis Vea-Murguía, se le fueron añadiendo todos los elementos que conforman un Belén popular, dejando siempre la primacía a la línea argumental. La expresión se realiza con canciones y bailes, no se utilizan parlamentos hablados. Las melodías básicas fueron compuestas expresamente por el vitoriano D. Luis Arámburu y las melodías complementarias intentaron ser representativas de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra. Las canciones se acompañan con acordeón. Los bailes preferentemente con txistu. Los enlaces se cubren con txistu, dulzaina, fanfarre o trikitixa.

Participan activamente unas doscientas personas de todos los pueblos del Valle. Los vecinos de Sarría montan los escenarios, muy encajados en el paisaje. Hombres y mujeres atienden los rebaños, cuidan los animales y representan figuras clásicas: lavanderas, panaderos, herreros, leñadores… El Niño Jesús es representado “en vivo” por uno de los bebés recién nacidos en el Valle. Es, por ello, distinto cada año. También la “Virgen María” y “San José” son cada año distintos: han sido representados en estos veinte años por jóvenes de todos los pueblos. Los niños -y muy en especial los encuadrados dentro del Grupo de Danzas- son elemento básico de la representación.

La asistencia, con los visitantes venidos de fuera, se ha llegado a cifrar en tres mil personas. El ambiente de procesión-romería es asimilado espontánea y plenamente por todos. La sintonía de vivencia religiosa alcanza su momento álgido en el “gran silencio” ante el Nacimiento. Y la celebración popular concluye después en la Plaza con una fiesta, solamente limitada por la fecha y la temperatura.